El otro día leí en algún sitio que un sacerdote se quejaba de la popularidad del Miércoles de Ceniza. Con razón, señalaba que cualquier domingo de Cuaresma es más importante que el Miércoles de Ceniza y se preguntaba por qué iba más gente a recibir la ceniza el miércoles que a Misa esos domingos.
Por supuesto, no pongo en duda la buena fe del sacerdote, que tenía razón y, además, si no recuerdo mal, era ortodoxo y benemérito. Me llama la atención, sin embargo, que justo cuando la Iglesia se declaró a sí misma experta en humanidad (cf. Populorum progressio, Pablo VI), los clérigos parezcan haber perdido cualquier conocimiento de lo que es la naturaleza humana.
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