Y, por dibujar también el momento en que vivimos dentro de la Iglesia, no andamos sobrados tampoco de serenidad, ni de claridad, donde a los envites que sufrimos hasta el martirio como nuestros hermanos en África esta pasada navidad con la matanza de Nigeria, se suman también otros documentos mastuerzos que son innecesarios, tienen una intencionalidad confusa y acomplejada, y responden a un guiño demagógico que retuerce la verdad de la gran tradición cristiana y la enseñanza perenne del Magisterio de la Iglesia.
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