En su homilía de la Misa que el papa Francisco presidió ayer domingo en Ulán Bator, capital de Mongolia, invitó a detenerse en dos aspectos: la sed que nos habita y el amor que apaga la sed. La celebración eucarística, correspondiente a este XXII domingo del Tiempo Ordinario se llevó a cabo en inglés mientras la oración de los fieles también se hizo en mongol, coreano, ruso y chino.
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