09/12/2024

LAS VIRTUDES Y EL ORDEN SOCIAL: CONTRASTE ENTRE LA VISIÓN DE SAN GREGORIO MAGNO, SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA REALIDAD ACTUAL

INTRODUCCIÓN

El hombre nació para ser feliz, pero la verdadera felicidad no se encuentra en los placeres fugaces que el mundo ofrece. En un contexto donde las promesas de satisfacción inmediata y la relativización de los valores son cada vez más comunes, resulta crucial redescubrir el tipo de felicidad que los grandes santos, como San Gregorio Magno y Santo Tomás de Aquino, nos señalan: una felicidad profunda y duradera, que se alcanza a través del cultivo de las virtudes. Esta reflexión busca guiar especialmente a los jóvenes hacia la comprensión de que la paz interior y la alegría verdadera no se hallan en las gratificaciones momentáneas, sino en el compromiso con el bien y la unión con Dios. La diferencia entre la felicidad del mundo y la que surge de la práctica de la virtud es radical: mientras la primera es efímera y a menudo ilusoria, la segunda es plena, estable y nos conduce al cumplimiento de nuestro verdadero propósito.

LA VISIÓN DE SAN GREGORIO MAGNO: VIRTUDES Y ORDEN SOCIAL

San Gregorio Magno, conocido por su enfoque pastoral y teológico, considera que las virtudes son la base fundamental tanto para la vida individual como para el orden social. En su obra Regula Pastoralis, subraya que el liderazgo debe estar sustentado en la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Para Gregorio, las virtudes cardinales no son meras cualidades personales, sino pilares que sostienen la sociedad entera. Un líder que practica la justicia promueve el bien común; uno que ejerce la prudencia guía a la comunidad hacia decisiones sabias; la fortaleza ayuda a resistir las adversidades, y la templanza asegura que los deseos no dominen la razón.

Además, en su Comentario a Job (Moralia in Job), Gregorio relaciona el desorden social con el pecado. El vicio, que es la antítesis de la virtud, destruye la cohesión social y lleva a la injusticia y la desigualdad. San Gregorio también hace hincapié en la importancia de la caridad y la solidaridad, viendo en ellas la esencia del orden social cristiano. La justicia, dice, se manifiesta en el cuidado de los más débiles y en la promoción de una sociedad donde la dignidad de cada persona es respetada.

SANTO TOMÁS DE AQUINO: LA FELICIDAD EN LA PRÁCTICA DE LA VIRTUD

Santo Tomás de Aquino, en su Suma Teológica, expande esta visión al afirmar que la felicidad, el fin último del ser humano, se encuentra en la práctica de la virtud. Para Tomás, la virtud perfecciona la naturaleza humana y la orienta hacia Dios. La justicia, por ejemplo, nos permite vivir en armonía con los demás, mientras que la prudencia nos guía en la toma de decisiones que conducen al verdadero bien. La fortaleza nos da la capacidad de enfrentar el sufrimiento sin perder de vista el objetivo final, y la templanza modera nuestros deseos, evitando que caigamos en el desorden del vicio.

Tomás también introduce la idea de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), que son infundidas por Dios y que perfeccionan al hombre en su relación con lo divino. La práctica de estas virtudes no solo lleva a la felicidad temporal, sino a la beatitud eterna.

CONTRASTE CON LA SOCIEDAD HEDONISTA ACTUAL

El contraste entre esta visión clásica de las virtudes y el orden social, y la realidad de la sociedad moderna, es evidente. Hoy en día, vivimos en un mundo donde el hedonismo —la búsqueda del placer como fin último— ha reemplazado el ideal de la virtud. El vicio no solo es tolerado, sino que es activamente promovido. El consumismo desenfrenado, la exaltación del placer inmediato y la relativización de la moral han dado lugar a una sociedad que, en lugar de buscar el bien común, se sumerge en la autocomplacencia.

En la sociedad hedonista, la justicia es sustituida por el interés propio, la prudencia por la impulsividad, la fortaleza por la evasión del sufrimiento, y la templanza por la indulgencia. Este abandono de las virtudes ha llevado al desmoronamiento del orden social, reflejado en la creciente desigualdad, la polarización y la pérdida de sentido de comunidad.

San Gregorio Magno y Santo Tomás de Aquino nos enseñan que una sociedad basada en las virtudes es una sociedad que florece. La verdadera felicidad y el orden social no se logran a través del placer momentáneo, sino a través de la dedicación constante a la virtud, que nos lleva a vivir en armonía con nuestra naturaleza y con Dios.

LA NECESIDAD DE RECUPERAR LAS VIRTUDES

Frente a la realidad de una sociedad que fomenta el vicio, el llamado de San Gregorio y Santo Tomás a la virtud es más urgente que nunca. Recuperar la práctica de las virtudes es esencial no solo para la realización personal, sino para la restauración del orden social. Las virtudes no son solo ideales abstractos; son guías prácticas que nos orientan hacia el bien común y nos permiten construir una sociedad donde la justicia, la solidaridad y la paz sean posibles.

CONCLUSIÓN

A primera vista, puede parecer que la práctica de la virtud es una carga pesada, una tarea ardua que restringe la libertad y la alegría. Sin embargo, esta es una tesis que, aunque no evidente para muchos, revela una profunda verdad: la virtud no es una carga, sino la llave que abre las puertas de la verdadera felicidad. En un mundo que exalta el placer inmediato y desvirtúa el sentido auténtico de la vida, la juventud está llamada a un desafío heroico: abrazar la práctica de las virtudes como el camino hacia la paz interior y la alegría duradera.

San Gregorio Magno y Santo Tomás de Aquino nos enseñan que la felicidad genuina no se encuentra en los placeres efímeros que ofrece el mundo, sino en el cultivo de las virtudes que perfeccionan nuestra naturaleza y nos acercan a Dios, el fin último de nuestra existencia. La virtud nos ordena internamente, nos libera de las cadenas del vicio, y nos capacita para vivir una vida plena, en armonía con nuestro Creador y con los demás.

Este llamado a la virtud es, en realidad, un llamado a vivir la vida en su máxima expresión, a descubrir que la verdadera alegría y la paz duradera se encuentran en el compromiso con el bien, en la entrega al prójimo, y en la unión con Dios. Hoy, más que nunca, necesitamos jóvenes dispuestos a abrazar esta vocación heroica, jóvenes que se atrevan a vivir de acuerdo con las virtudes, y que, al hacerlo, encuentren la felicidad que el mundo no puede ofrecer.

OMO

REFERENCIAS

Gregorio Magno. (s.f.). Moralia in Job. Recuperado de https://www.ccel.org/ccel/gregory/job

Gregorio Magno. (s.f.). Regula Pastoralis. Recuperado de https://www.newadvent.org/fathers/36011.htm

Tomás de Aquino. (s.f.). Summa Theologica. Recuperado de https://www.newadvent.org/summa/

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