Irlanda es uno de los países europeos, si no el que más, en el que el desplome del catolicismo salta a la vista. Población mayoritariamente abortista, caída libre de las vocaciones al sacerdocio, desafección de la sociedad respecto a la Iglesia por el mal manejo de los abusos sexuales. En ese contexto, los obispos irlandeses han decidido vestirse de ecologistas y hacer un guiño a la Agenda 2030.
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