El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo emérito de Lima, está siendo objeto de escarnio público tanto por la Santa Sede como por los obispos peruanos. Acusado de un delito de abusos que él niega, por el que no fue juzgado pero sí sancionado, se ha convertido ya en paradigma de lo que es la justicia eclesial durante el Pontificado de Francisco.
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