01/12/2024

María Troncatti, santa: enfermera en la guerra, misionera en la selva de Ecuador, cambió una cultura

En la audiencia de este 25 de noviembre con el cardenal Marcello Semeraro, responsable de las Causas de los Santos, el Papa Francisco aprobó el milagro que permitirá canonizar a la beata María Troncatti, un misionera salesiana (religiosa de las Hijas de María Auxiliadora) nacida en Corteno Golgi (Italia) en 1883 y que fue misionera en las selvas de Ecuador, muriendo en accidente de avioneta en Sucúa (Ecuador) en 1969.

También reconoció las virtudes heroicas del Siervo de Dios Josip Lang (1857-1924), obispo auxiliar de Zagreb. Y el Papa aprobó la beatificación de dos mártires (de Congo y Vietnam, lo explicamos aquí) y de la española Juana de Cubas de la Sagra.

De la guerra mundial a las selvas de Ecuador

Siendo niña, en Italia, María Troncatti escuchaba a su maestra leer historias de misioneros y deseaba ir a misiones, pero no lo consiguió hasta pasar los 40 años.

Su infancia se pareció a la de Heidi: todo el verano en las montañas de los Alpes cuidando cabras y haciendo queso.

Por obediencia a su padre y al párroco, esperó hasta ser mayor de edad para pedir la admisión en el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, con 21 años. También se formó como enfermera y sirvió como enfermera de la Cruz Roja entre los soldados italianos destrozados por las granadas de la Primera Guerra Mundial.

Durante una inundación en la que podía haberse ahogado, prometió a la Virgen que si se salvaba iría a misiones. La Madre General, Caterina Daghero, la destinó a las misiones del Ecuador en 1922. Permaneció en Chunchi tres años. Después, acompañada por el obispo misionero Diego Comin y una pequeña expedición, Sor María y otras dos hermanas se adentraron en la selva amazónica. Perseveró en ella 44 años.

Sor María Troncatti fue en la selva enfermera, cirujana y ortopedista, dentista y anestesista… Pero sobre todo catequista y evangelizadora, rica en maravillosos recursos de fe, paciencia y amor fraternal.

Educando a los indios shuar en el perdón y el respeto

Por un lado se esforzaba en defender y ayudar a los indios shuar ante los abusos de algunos blancos.

Por otra parte, la cultura shuar apreciaba la venganza y la violencia como una virtud, y despreciaba a la mujer, vista sólo como objeto de disfrute. Gracias a ella y a los misioneros, los valores cristianos del perdón, la paz y la igualdad fueron transformado aquel pueblo. Aprendieron que las mujeres podían elegir también si querían casarse y con quién, y no podían ser abandonadas.

Como misionera atravesó ríos peligrosos, subió a espaldas de porteadores, cruzó puentes de lino y llegó donde hizo falta. “Una mirada al Crucifijo me da vida y coraje para trabajar”, decía. Murió en un accidente de avioneta el 25 de agosto de 1969, cuando tenía 86 años y se dirigía a unos ejercicios espirituales.

Fue declarada Venerable el 12 de noviembre de 2008 y beatificada bajo el pontificado de Benedicto XVI en Macas (Vicariato Apostólico de Méndez – Ecuador) el 24 de noviembre de 2012.

Alegría de la familia salesiana

“Esta noticia es motivo de acción de gracias a Dios y de gran alegría para toda la Familia Salesiana, en particular para el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, para la diócesis de Brescia, que vio nacer a la futura santa, y para el Vicariato Apostólico de Méndez (Ecuador), ha comentado Pierluigi Cameroni, Postulador general de la causa, que la alaba como «una mujer de reconciliación y de paz con el don de una maternidad que tocaba los corazones».

El obispo que se endeudaba con los pobres

Josip Lang (1857-1924) fue obispo auxiliar de Zagreb, en la actual Croacia. Era hijo de molinero, aunque murió cuando él era niño. Josip Lang estudió para sacerdote en Roma, pero ejerció siempre en Croacia. Ya como capellán en Zlatar se distinguió por su servicio amable y generoso con fieles y pobres. Fue sacerdote en el Hospital de las Hermanas de la Misericordia de Zagreb.

El obispo auxiliar de Zagreb, Josip Lang, fallecido en 1924, se recuerda por su extrema caridad.

Se cuenta que en una ocasión, durante una tormenta de nieve en Zagreb, se quitó los zapatos y se los regaló a un pobre descalzo. Daba su salario de sacerdote a los pobres, a veces se endeudaba así. Visitaba a enfermos y necesitados en todo tipo de viviendas insalubres.

Además de obispo auxiliar fue rector del seminario. Falleció el 1 de noviembre de 1924: el Papa ha elegido una fecha cien años después para reconocer sus virtudes. Una famosa plaza en el centro de Zagreb, la popular Langic, lleva su nombre, y varios centros de caridad católicos.

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