La célebre actriz española Concha Velasco ha fallecido este sábado a los 84 años en el Hospital Puerta de Hierro, en Madrid. En un comunicado, sus hijos se reconocían «afortunados por haber gozado de la mejor madre del mundo», así como por recibir «el cariño de tantos españoles que la quieren y la admiran».
A lo largo de su carrera, Velasco participó en más de 80 películas, 35 obras de teatro y más de 50 series y programas de televisión, que le valieron el premio Nacional de Teatro, el Goya de Honor o la Cruz de Alfonso X el Sabio.
Nacida en Madrid del comandante de caballería Pío Velasco Velasco y de la maestra María Concepción Varona García de Mardones, Velasco comenzó su carrera como actriz a los 15 años, en 1954, en la cinta La reina mora. Aún faltaba una década para que la actriz se consagrase de por vida con la interpretación de «La chica ye-ye» en la película Historias de la televisión».
Se casó el 18 de abril de 1977 con el actor y productor Paco Marsó, con quien tuvo un hijo, Francisco, y del que se divorciaría en 2005, tras 18 años de matrimonio. Con anterioridad tuvo a su primer hijo, Manuel, fruto de su relación con el director de fotografía Fernando Arribas.
Con una personalidad difícil de encasillar, se consideraba a sí misma una orgullosa y convencida «socialista, católica y española«. «Y no voy a dejar de serlo ni tengo por qué negarlo», agregó a sus 80 años.
La actriz era discreta respecto a su fe, pero si admitió cierta práctica religiosa de forma pública en varias ocasiones.
«Cada noche rezo el Padrenuestro»
Una de ellas fue casi 20 años después la muerte en 1991de su madre, María Concepción Varona García de Mardones, cuando Velasco confesó: «Echo de menos a mi madre; cada noche me acuesto y rezo el Padrenuestro que me enseñó con su foto en las manos».
En lo referido a su carrera artística, su fe también estuvo presente. Especialmente al interpretar a Santa Teresa de Jesús en la serie homónima de 1984.
«Como actriz, ha sido mi mejor trabajo«, aseguraba Concha Velasco quien, al terminar la serie, «era consciente de que tenía que cambiar. Fue tan intensa la preparación, tan intenso el rodaje, que al día siguiente de morir Santa Teresa bajé una escalera haciendo la revista ‘El águila de fuego'».
De Santa Teresa, Velasco llegaría a afirmar: «A mí me sigue impresionando su mensaje. A Santa Teresa la he estudiado tanto, la conozco tanto que no me importa si es santa o no. Digan lo que digan, ella tocaba de pies en el suelo. Cuando salía a las calles a convencer, se ponía las plumas, no le quepa duda. Era la única que para trabajar se levantaba el velo y enseñaba la cara. Era una estrella. Ella también dijo: ‘mamá, quiero ser monja’, que es como decir: ‘mamá, quiero ser artista'».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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