La icónica catedral de París no solo es un imán para turistas, sino también un espacio de conversión. Según el obispo auxiliar Emmanuel Tois, muchos visitantes llegan por curiosidad histórica, pero se van conmovidos por la presencia de Dios.
La icónica catedral de París no solo es un imán para turistas, sino también un espacio de conversión. Según el obispo auxiliar Emmanuel Tois, muchos visitantes llegan por curiosidad histórica, pero se van conmovidos por la presencia de Dios.
More Stories
La puerta «secreta» bajo la Puerta de Damasco, en Jerusalén
Fieles consiguen que James Martin no sea el orador en una ceremonia de graduación en universidad católica
La masonería crece en España y en Italia: ¿es sed espiritual o sólo buscan hacer contactos?