La icónica catedral de París no solo es un imán para turistas, sino también un espacio de conversión. Según el obispo auxiliar Emmanuel Tois, muchos visitantes llegan por curiosidad histórica, pero se van conmovidos por la presencia de Dios.
La icónica catedral de París no solo es un imán para turistas, sino también un espacio de conversión. Según el obispo auxiliar Emmanuel Tois, muchos visitantes llegan por curiosidad histórica, pero se van conmovidos por la presencia de Dios.
More Stories
Aprender a no tener miedo.
Exégesis Simple para el Domingo XV del Tiempo Ordinario, ciclo C
Sacerdotes víctimas de la sinodalidad