Termina el año e iniciamos uno nuevo en un contexto desafiante para nuestro ministerio quizás como hasta hace poco no lo hubiéramos imaginado; es claro, que las cosas van a seguir cambiando y modificándose, y las presiones se sentirán, pero como sacerdotes adherimos a lo eterno, a lo que Dios ha revelado de modo público y definitivo y la Santa Madre Iglesia nos enseña.
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