Aspiremos, pues, a obtener, no una libertad fácil y artificial, sino una libertad perfecta y verdadera. Y concedamos a Dios su libertad de actuar, una libertad que necesariamente trasciende nuestras nociones limitadas.
Aspiremos, pues, a obtener, no una libertad fácil y artificial, sino una libertad perfecta y verdadera. Y concedamos a Dios su libertad de actuar, una libertad que necesariamente trasciende nuestras nociones limitadas.
More Stories
¿De verdad en Chile hay casi un tercio menos de católicos? Depende
Los obispos filipinos califican de plaga las apuestas online
Seis semanas como obispo de Córdoba: entrevista en Canal Sur