Aspiremos, pues, a obtener, no una libertad fácil y artificial, sino una libertad perfecta y verdadera. Y concedamos a Dios su libertad de actuar, una libertad que necesariamente trasciende nuestras nociones limitadas.
Aspiremos, pues, a obtener, no una libertad fácil y artificial, sino una libertad perfecta y verdadera. Y concedamos a Dios su libertad de actuar, una libertad que necesariamente trasciende nuestras nociones limitadas.
More Stories
Custodiar la gracia de Dios
Cabezas cortadas, feminismo y matraca de aborto y LGTBI: la oferta de Francia al mundo en los JJOO
El Escorial: un lugar concebido por Felipe II como sede del saber y la ciencia… y lo ha cumplido