«… vendré a pedir la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados… Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, especialmente cuando hagáis algún sacrificio: Oh Jesús, es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.»
Nuestra Señora en Fátima, 13 de Julio de 1917
Dedicamos el Primer Sábado de cada mes a desagraviar al Inmaculado Corazón de María, siguiendo así el URGENTE PEDIDO de Nuestra Señora, que nos advierte, como Madre Nuestra, del mal camino que han tomado aquellos que viven en el peor de los pecados: la ingratitud a Dios. La Virgen María desea nuestro amor y también nuestro consuelo hacia Su Inmaculado Corazón, herido por el pecado del mundo.
Transcurridos algunos años tras las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima, Lucía, la única superviviente de los tres niños que contemplaron a la Virgen Santa, contaba con apenas 18 años cuando decidió irse con la Congregación de las Hermanas Doroteas; ingresó como postulante en el convento que la Orden tenía en Pontevedra (España) y en donde Nuestra Señora fue a revelarle la primera parte del plan de Dios para la salvación de los pecadores en nuestro tiempo de rebelión contra Dios: la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados de mes.
Lucía, refiriéndose a ella misma, describe el encuentro en tercera persona:
El día 10 de Diciembre de 1925, se le apareció la Santísima Virgen y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas. Al mismo tiempo le dijo el Niño:
«Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas.»
Enseguida dijo la Santísima Virgen:
«Mira, hija mía, Mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los Misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas.»
¿Por qué Cinco Sábados?
Después de haber estado Sor Lucía en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los cinco sábados de reparación:
«Hija mía, la razón es sencilla: se trata de cinco clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:
Primer Sábado: Las blasfemias contra Su Pura e Inmaculada Concepción
Segundo Sábado: Las blasfemias Contra Su Virginidad
Tercer Sábado: Las blasfemias contra Su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres
Cuarto Sábado: Los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada
Quinto Sábado: Los que la ultrajan directamente en Sus sagradas imágenes.
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