Carlos Edriel Poquiz Yulo, al que todos llaman Caloy, se ha convertido con 24 años es uno de los filipinos más admirados por su pueblo. Ha ganado dos medallas de oro en dos días seguidos, en ejercicios de suelo y en salto de potro, los días 3 y 4 de agosto en los Juegos Olímpicos de París.
Es el primer medallista olímpico masculino del país. Y el segundo ciudadano de Filipinas en conseguir medallas. Y es el primero en conseguir dos oros en los mismos juegos (no hay muchos países con atletas así, fuera de los países grandes y de algunos corredores).
La otra medallista (con medalla de la Virgen) le felicita
En los Juegos de Tokio la primera medallista en la historia del país fue Hidilyn Diaz en halterofilia, quien ya fue noticia en ReL porque mostraba a la vez su medalla de oro y su Medalla de la Virgen Milagrosa (de la que, por cierto, se repartieron muchas en San Denís al empezar los juegos parisinos).
Hidilyn Díaz fue de las primeras en felicitar a su paisano: “Disfruta los frutos de tu arduo trabajo. Dale siempre algo a Dios y al país, porque todos nuestros éxitos no son solo para nosotros», publicó el 3 de agosto en Instagram.
Todo el mundo en Filipinas muestra su entusiasmo por Carlos Yulo, le ofrecen regalos (macarrones con queso y fundas para móvil de por vida, por ejemplo) y quieren poner su nombre en sus proyectos. Entre los que alaban a Caloy están los obispos, entusiastas, que señalan su fe cristiana. (En este vídeo de Facebook se ve su oración antes de salir y cómo se santigua).
Vídeo con el salto de potro de Yulo que le dio su segunda medalla (comentarios en español):
«Dios me dio fuerza, me protegió»
Tras su primera victoria, se vio a Caloy haciendo la señal de la cruz cuando se confirmó su medalla. En una entrevista declaró: «Estoy muy agradecido a Dios, Él me dio fuerza, me protegió y me guió». En otra, estos mismos días, dijo: «Gracias, Señor. Él me protegió y me salvó. Mis siguientes salidas fueron buenas, no fue una competición perfecta pero fue el momento perfecto para mí».
Los obispos tienen cosas que decir. El obispo de Antipolo, Ruperto Cruz Santos, número dos en la comisión para migrantes (hay millones de migrantes filipinos, incluyendo al mismo Caloy), dijo: «Las cosas buenas les llegan a quienes esperan, pero es fundamental actuar y mantener la determinación. La perseverancia es una cualidad poderosa que nos empuja hacia nuestros objetivos».
«Tú, Carlos, has inspirado no sólo a una generación de atletas, sino también a personas de todas las edades, y dejas un legado para Filipinas. Tus logros seguirán motivando e inspirando a otros a alcanzar sus sueños. Al igual que Carlos, conocido por ser un devoto creyente en Cristo, podemos encontrar fortaleza en nuestra fe en Cristo, dándole honor y alabanza a Dios por guiarnos y protegernos en nuestro camino», añade el obispo, entusiasmado con el ejemplo.
Inspirar a los pobres y desfavorecidos
También se ha pronunciado el obispo José Colin Bagaforo, presidente de Cáritas Filipinas: «Cáritas Filipinas extiende sus más sinceras felicitaciones a Carlos Edriel Yulo por su extraordinario logro en los Juegos Olímpicos. Tu camino, marcado por desafíos y triunfos, es un testimonio del espíritu inquebrantable del pueblo filipino. Que tu éxito continúe inspirando y elevando las vidas de innumerables filipinos, especialmente de los sectores marginados y desfavorecidos de la sociedad», añadió.
También recibió felicitaciones del sacerdote Daniel Franklin Pilario, presidente de la Universidad Adamson, donde Carlos finalizó sus estudios. Es una universidad católica administrada por misioneros paúles (o vicencianos, o lazaristas; en distintos países usan distintos nombres).
Sin entrenador cinco meses antes de los juegos
Carlos Yula dejó Filipinas en 2016, siendo un adolescente, para entrenar en Japón con Munehiro Kugimiya, de quien se separó el año pasado por diferencias personales. Cinco meses antes de los Juegos Olímpicos, aún no tenía entrenador. Viajó a Corea del Sur y a Estados Unidos, y estuvo compartiendo entrenamiento y formación con otros atletas, los mismos que han sido sus rivales en París.
En cuanto el presidente del país, Ferdinand Marcos Jr, declaró: «No hay palabras para expresar lo orgullosos que estamos de ti, Caloy. ¡Has conseguido el ORO para Filipinas no una, sino dos veces! Los filipinos de todo el mundo se unieron, aplaudiendo y alentándote».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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