12/10/2024

El español Merry del Val quería convertir Inglaterra, sirvió a cuatro Papas y él mismo pudo serlo

Rafael Merry del Val, el aristócrata español que quería ser misionero en Inglaterra, se encontró, a partir del cónclave de 1903, inmerso en el corazón de la vida de la Iglesia. Lo imponderable siempre puede suceder cuando Dios guía la historia. 

El historiador Roberto de Mattei cuenta su historia en el número 241 (julio-agosto de 2024) de Il Timone:

Merry del Val, en misión entre los Muros Vaticanos

El cardenal Merry del Val fue estrecho colaborador de León XIII, secretario de Estado de Pío X y jefe de la Congregación del Santo Oficio bajo Benedicto XV y, después, Pío XI. Durante cuarenta años desarrolló un papel clave dentro del Vaticano.

Su gran rival, el cardenal Pietro Gasparri, juzgó este recorrido eclesiástico como resultado del cálculo y la ambición, pues no podía admitir que los prestigiosos cargos de Merry del Val eran debidos solo a sus méritos o a circunstancias casuales. Gasparri era un canonista eminente, pero carecía de ese espíritu sobrenatural que ayuda a captar en los hechos históricos la mano de la Divina Providencia. Es esta, en realidad, la clave para comprender el ascenso del joven prelado anglo-español bajo esos cuatro pontífices.

El ángel del Vaticano‘ (Nueva Eva) recoge los escritos espirituales del cardenal Merry del Val.

La primera sorpresa

Nacido en Londres en 1865 en una ilustre familia española, Rafael Merry del Val tuvo, desde el inicio de su vocación sacerdotal, la gran aspiración al apostolado misionero en Inglaterra. Para tal fin, con el consejo del futuro cardenal Herbert Vaughan, decidió realizar sus estudios en el Pontificio Colegio Escocés de Roma. En el otoño de 1885 llegó a la Ciudad Eterna, acompañado por su padre, embajador en Viena, que quiso presentarlo a León XIII. Sin embargo, el papa decidió que el joven se formaría en la Pontificia Academia de los Nobles Eclesiásticos y no en el Colegio Escocés. Esta decisión inesperada del pontífice fue el primer giro decisivo en su vida.

Rafael, que había cumplido hacía poco veinte años, entró en dicha Academia Pontificia, donde era el alumno más joven y el único no sacerdote. Se convirtió en su presidente tras haber llevado a cabo una serie de delicadas misiones al servicio de León XIII, ocupándose en especial del problema de la validez de las ordenaciones anglicanas.

Merry del Val, en 1902. Foto tomada del blog San Pío X Papa.

El 18 de diciembre de 1901, en una carta enviada al Santo Padre, Merry del Val escribió: «Hasta ahora no le he pedido nada a Su Santidad para mí, y esta es la primera gracia, y tal vez la última, que imploro. Desearía que Su Santidad me concediera la facultad de renunciar al cargo que, aunque indigno, ocupo en la Academia Eclesiástica, y que me permita retirarme en el Trastevere o cualquier otro barrio de Roma en el que, libre de cualquier otro compromiso, pueda consagrarme por entero al ministerio sacerdotal en medio del pueblo…».

Sucesor de Volpini

Nada cambió la voluntad de León XIII de hacer del joven un nuncio pontificio o, tal vez, el siguiente arzobispo de Westminster. Sin embargo, cuando el Papa falleció el 20 de julio de 1903, a los 93 años, una serie de hechos imprevisibles cambiaron, por segunda vez, la vida de Rafael Merry del Val. Unos días antes del fallecimiento de León XIII, murió de manera repentina monseñor Alessandro Volpini, al que el Papa acababa de nombrar secretario del Sacro Colegio. Gracias a este cargo, Volpini debería haber sido el secretario del cónclave.

El cardenal decano Luigi Oreglia di Santo Stefano comunicó al joven prelado que tenía la intención de proponer su nombre al Sacro Colegio como sucesor de monseñor Volpini. A pesar de su contrariedad, Merry del Val fue elegido por los cardenales como secretario del cónclave que se abrió el 31 de julio de 1903. El domingo 2 de agosto, por la mañana, iniciaba en la Capilla Sixtina el tercer escrutinio para elegir al sucesor de León XIII.

El cardenal Mariano Rampolla del Tindaro, ex secretario de Estado del difunto pontífice, podía contar con la mayoría de los votos y se preparaba a ser elegido cuando el cardenal Ian Puzyna, arzobispo de Cracovia, pidió la palabra y en nombre de su Majestad Apostólica Francisco José, emperador de Austria y rey de Hungría, declaró oponer el veto de exclusión contra su candidatura. El veto era un antiguo privilegio imperial, que fue abolido tras este cónclave. La elección de Rampolla naufragó y la noche del lunes 3 de agosto el patriarca de Venecia, Giuseppe Sarto, fue elegido papa con el nombre de Pío X.

Secretario de Estado

Igualmente sorprendente fue la decisión que tomó el nuevo pontífice de elegir a monseñor Rafael Merry del Val como su secretario de Estado, creándole cardenal a los 38 años. Merry del Val ha sido el secretario de Estado más joven y el primero no italiano. Su mandato correspondió exactamente con el pontificado de Pío X: de 1903 a 1914.

El cardenal Merry del Val, en su despacho de la Secretaría de Estado. Sobre su escribanía, la imagen del Santo Cura de Ars, su modelo de sacerdote.

Durante once años, el joven cardenal apoyó al pontífice en las difíciles pruebas de su pontificado, empezando por la batalla contra el modernismo. Tras la muerte de Pío X, el nuevo papa, Benedicto XV, lo nombró secretario de la Suprema Congregación del Santo Oficio, y su sucesor, Pío XI, lo mantuvo en este cargo. En el cónclave de 1914 y en el muy difícil de 1922, Merry del Val casi llegó a ser elegido Papa.

Un velo de misterio envuelve su muerte, acaecida en Roma el 26 de febrero de 1930, tras una chapucera operación de apendicitis, que alimentó dudas nunca resueltas. Fue el último hecho imprevisto que concluyó su vida. Como recuerda uno de sus biógrafos, «viéndolo caminar por las calles de Roma, a pie, ágil y erguido; viéndolo en las largas funciones de San Pedro sin dar signos de cansancio; oyéndolo conversar con viveza, se diría que llegaría sano y fuerte, sin achaques, a la vejez. Nadie hubiera podido nunca imaginar un final tan temprano y fulminante».

Una vida en misión

Y sin embargo, eso es lo que sucedió. En la tumba del cardenal Merry del Val, en las grutas de la basílica de San Pedro, se grabó la inscripción que él mismo había indicado en su testamento: Da mihi animas coetera tolle [Dame las almas, quítame todo lo demás]. Su proceso se abrió el 26 de febrero de 1953 y ha sido proclamado Siervo de Dios.

Las Letanías de la Humildad que rezaba diariamente el cardenal Merry del Val. Francisco se la entregó personalmente a todos los nuncios en 2019.

La vida de Rafael Merry del Val nos muestra que la historia no sigue un curso obligado y que puede cambiar alterando cualquier previsión. Lo imponderable no es casualidad, sino que es el desarrollo misterioso de hechos que el hombre no es capaz de prever y que, efectivamente, son deseados o permitidos por Dios. En su vida la hora fatal fue ciertamente el cónclave de 1903, cuando la elección de San Pío X no solo cambió su existencia, sino la historia de la Iglesia.

Rafael Merry del Val consideraba su prestigiosa carrera eclesiástica como el fracaso de su sueño misionero. La cruz silenciosa de su vida fue la de estar donde no habría querido estar. Pero hoy en dia es el modelo de un cardenal que supo santificarse en la que tal vez sea la tierra de misión más ardua: los Muros Vaticanos.

Traducción de Verbum Caro.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»