En la mañana de este miércoles 3 de abril, el Papa Francisco ha proseguido ante los asistentes a la audiencia en la Plaza de San Pedro su ciclo de catequesis sobre las virtudes durante la audiencia general.
En esta ocasión era el turno de la justicia, a la que se refirió como la «virtud social por excelencia» y que el Catecismo define como la virtud moral que implica «la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido».
Su finalidad, dijo, es que «cada uno sea tratado según su dignidad», lo que a lo largo de la historia ha ido aparejado de otras virtudes que según los maestros «contribuyen a la buena convivencia entre las personas, como la benevolencia, el respeto, la gratitud, la afabilidad, la honestidad».
Lejos de la idea extendida de que la justicia solo atañe a los tribunales, el Papa reiteró que también actúa «en lo pequeño», y que por ello también se determina por «la ética que caracteriza nuestra vida cotidiana. Establece relaciones sinceras con los demás: cumple el precepto del Evangelio según el cual el hablar cristiano debe ser: `Sí, sí´, `No, no´», afirmó.
Es por ello que «las medias verdades, los discursos sutiles que buscan engañar o las reticencias que ocultan las verdaderas intenciones» se encuentran al margen de esta virtud.
Siete rasgos del hombre justo
Durante su breve alocución, Francisco resumió la aplicación práctica de esta virtud en 7 rasgos del «hombre justo»:
1º El hombre justo es recto, sencillo y directo, no usa máscaras, se presenta tal como es, dice la verdad.
2º A menudo, la palabra “gracias” está en sus labios: sabe que, por muy generosos que nos esforcemos ser, quedamos deudores de nuestro prójimo. Si amamos es también porque hemos sido amados primero.
3º La persona justa no sólo se preocupa por su bienestar individual, sino por el bien de toda la sociedad. La virtud de la justicia deja evidente y pone la exigencia en el corazón que no puede haber verdadero bien para mí si no hay también el bien de todos. Es capaz de sacrificar un bien personal para ponerlo a disposición de la comunidad.
4º El hombre justo vigila su propio comportamiento para que no perjudique a los demás: si comete un error, pide disculpas.
5º Rehúye comportamientos nocivos como la calumnia, el falso testimonio, el fraude, la usura, la burla, la deshonestidad.
6º Cumple su palabra, devuelve lo que ha pedido prestado, reconoce un salario justo a los trabajadores. Un hombre que no reconoce un justo salario para los trabajadores no es justo, es injusto.
7º Son hombres que atraen gracia y bendiciones tanto sobre sí mismos como sobre el mundo en el que viven.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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