Con un acto lleno de simbolismo, Mons. Álvarez entregó su cruz pectoral a la Virgen de los Dolores, dedicando este gesto de amor y fe a los fieles de su diócesis. El prelado expresó su deseo de que este recuerdo perdure en la Hermandad de Nuestra Señora, como testimonio de su oración y cercanía espiritual.
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