Razonando equivocadamente los impíos se decían: … acechemos al justo… lo someteremos a ultrajes y torturas,… lo condenaremos a muerte ignominiosa… (cfr. Sab 2, 1-22)
¿En qué se equivocaban los impíos? En cuanto a los ultrajes, torturas y la muerte ignominiosa acertaron de pleno. ¿En qué razonaban equivocadamente? El razonamiento erróneo fue pensar que el Justo iba a ser condenado por su voluntad, la de ellos.
«Intentaban agarrarlo, pero nadie podía agarrarlo por que todavía no había llegado su hora». Como dice Jesús en otra parte, no me quitan la vida, la entrego. La muerte de Cristo no el resultado trágico de una serie de circunstancias a las que El es arrastrado. Jesús entrega su Vida, en perfecta obediencia a la Voluntad del Padre. Jesús ha querido morir por nosotros. Ha querido ser entregado. No lo ha querido por lo bonita y apetecible que es la pasión y la muerte, si no por nosotros, por amor a nosotros.
Poco es una cuaresma de 40 días para meditar esto
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